Existe una relación muy estrecha entre comer adecuadamente y la visión. Cuando los nutrientes que necesitan los ojos son absorbidos adecuadamente, los ojos se benefician grandemente. Es importante la combinación de los alimentos ya que si no se realizan correctamente los nutrientes no llegan. Aqui dejo plasmado la combinación de alimentos que mejoran la agudeza visual:
Las verduras se pueden consumir todas. Y en esto hay un acuerdo bastante generalizado de que son una excelente fuente de fibra, vitaminas, minerales y alcalinidad.
Deben consumirse frescas, descartando las congeladas, las latas, etc. Pueden consumirse crudas o hervidas, según la que se trate. Aquellas verduras que puedan consumirse crudas es preferible consumirlas así, pues de esta manera conservan la totalidad de su valor alimentario.
TABLA DE COMPATIBILIDAD
CORRESPONDENCIA:
B: Buena combinación / R: Combinación regular / M: Mala combinación / T: Terrible
Y si desea consumir una alimentación más pura, elija los alimentos orgánicos.Los cereales integrales son importantes en toda buena dieta. Son una excelente fuente de energía, fibra, vitaminas y minerales, y lo adecuado sería que constituyeran entre el 10% y el 30% de lo que se ingiere.El más común es el arroz integral, del que existen cientos de variedades.
Otro cereal, quizás el cereal por excelencia, es el trigo. Se puede consumir en forma de trigo entero (no pelado ni partido); su cocción, previo remojado de ocho a diez horas, es de noventa minutos aproximadamente.
O también, bajo la forma más común de pan integral, elaborado sin mezcla de harinas refinadas. Es importante aclarar, tanto en el caso del arroz integral como en el de la harina de trigo integral, que no deben tener un grado de molienda muy grande sino lo más grueso posible.
Hay ciertos panes que se venden como integrales pero son dañinos para el organismo, que no está preparado para recibir alimentos tan refinados. Lo mismo ocurre con las galletas de arroz integral, que son nocivas, especialmente para la vista.
Otro cereal es la avena (arrollada gruesa, no refinada). Su cocción es de diez a doce minutos.
Por último, el maíz. Se puede consumir directamente del choclo, o también harina de maíz gruesa (la polenta gruesa, cocción de diez a doce minutos y no polenta “1 minuto”).
Las legumbres (soja, lentejas, arvejas, porotos, garbanzos, etc.) son también una excelente fuente de energía, minerales, etc. (alimento bíblico, ver “Daniel” en el Antiguo Testamento). La leche de soja también es útil por su alto contenido en calcio, igual o mayor que en la leche vacuna (con la diferencia de que se absorbe totalmente). Por supuesto todas aquellas que contienen azúcar no son las más indicadas.
El pescado puede consumirse tres o más veces por semana. En lo posible, evitar los mariscos porque contienen mucho ácido úrico y no son un buen alimento.
El pollo (el más natural que se consiga) puede consumirse una o dos veces por semana, cocinado sin piel ni grasa.
La carne, una o dos veces por semana (los niños pueden comer más y los ancianos menos).
También se pueden consumir otras carnes (conejo, pavo, cordero, chivito, etc.). Las carnes de caza, como por ejemplo el ciervo, son más pesadas y su consumo debe ser excepcional.
El cerdo y sus derivados nos parecen tóxicos y, en general, desaconsejamos su consumo. Las proteínas animales se combinan únicamente con las verduras y hortalizas (ver tabla de combinación de alimentos).
Las frutas, salvo la banana, que la agrupamos como un feculento, pueden consumirse todas. Sin embargo, deben consumirse fuera del horario de las comidas (al menos una hora antes o tres horas después) ya que, si no, resultan indigestas. La única fruta que se puede consumir con la comida es la manzana, que por ser una fruta neutra combina con todos los alimentos; y esto, siempre y cuando la comida no contenga alimentos animales.
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Las frutas y verduras deben constituir el 30% o más de toda la ingesta. Los cítricos, especialmente la tan promocionada naranja, perjudican al hígado. He tratado a varios naturistas que, con el simple recurso de sacar los cítricos de su dieta, se han recuperado de sus dolencias hepáticas. Pueden ser consumidos de vez en cuando, pero nunca el famoso jugo de naranja todos los días.
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El limón, por el contrario, es excelente para el hígado. También se pueden consumir frutos secos u oleaginosos (nueces, almendras, etc.).
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Las almendras contienen tanto o más calcio que la leche entera (conviene pasar las almendras por agua hirviendo para retirarles la cáscara), con la diferencia además de que, en este caso, el calcio se absorbe y no se rechaza como en los lácteos.
Y también las frutas desecadas (orejones, higos, etc.) aunque no deben mezclarse con frutos secos (por ejemplo, higos con nuez). (Ver tabla).
Los feculentos (papa, batata, banana, mandioca, etc.) deben consumirse en forma muy limitada. Y en el caso de padecer dolencias visuales, conviene evitarlos por su alto contenido en fécula o almidón.
En el caso de las dolencias visuales, deben evitarse todos aquellos alimentos que contengan fécula, almidón o azúcares: harinas blancas, pan blanco, galletas, postres, tortas y golosinas, arroz blanco, maicena, sémola, etc. En los tiempos modernos se ha extendido la mala costumbre de comer muchos alimentos distintos en una misma comida, cosa que es altamente indigesta ya que cada tipo de alimento requiere enzimas distintas, un tiempo de digestión diferente, un pH o acidez determinada, etc.
Por ejemplo, para digerir una carne, el estómago debe secretar suficiente ácido para producir un pH muy bajo. En cambio, para digerir un cereal o un feculento como la papa, hace falta una acidez mucho menor, es decir un pH casi neutro.
Ahora bien, cuando introducimos en el estómago las dos cosas juntas, el cereal se ve sometido a una acidez mucho mayor. Entonces, en lugar de degradarse y convertirse por ejemplo en glucosa, se acelera la transformación química y la glucosa se sigue degradando hasta una molécula más pequeña, el ácido acético, que corroe los intestinos, liberándose en el proceso anhídrido carbónico que va a conformar los gases.
Otra de las malas combinaciones más comunes es mezclar el tomate con las comidas, ya sea como salsa o como ensalada. Es un fruto que debe consumirse fuera de las comidas y es, por sí solo, un gran productor de acidez.
Aun consumido solo, se le deben retirar la piel y las semillas por ser indigestas.
Otra mala combinación muy común es mezclar el grupo de los ajos y cebollas con el huevo, etc. El huevo se puede consumir, pero sólo con verduras y hortalizas. Si se tiene un colesterol alto, no se debe ingerir la yema.
La cebolla y el grupo de los ajos deben consumirse en pequeñas cantidades.
A efectos de ayudar a los pacientes a combinar adecuadamente los alimentos, sugiero (ya que es algo susceptible de constante perfeccionamiento) la siguiente tabla de compatibilidad.
En la confección de esta tabla he consultado a varios médicos naturistas, pero por sobre todo, recoge la experiencia de haber revisado lo que comían miles de personas afectadas, y los síntomas que les producían.
Insisto en que no es necesario seguir exactamente las prescripciones dietéticas que se indican para recuperar la agudeza visual; sólo indico la línea a seguir en lo que a mi juicio es correcto, para que la persona interesada, lo conozca.
Pero si la dieta que lleva se aparta mucho de lo antedicho, el progreso se hará más lento y trabajoso. De todas maneras, cada persona es distinta y hay muchos factores que intervienen: la gravedad de la dolencia, la antigüedad de la misma, la edad y el estado general de la persona, el grado de actividad física que desarrolla, etc.
Por ejemplo, un deportista que entrena, puede darse el lujo de hacer una dieta más permisiva.